Filosofía de una canción.

Desde fines de diciembre vengo colaborando en el programa radial “Qué mirá bobo?” de Daniel Roncoli con esta columna donde intentamos exprimir algunas canciones, hablar de más, jugar un poco. A veces lo grabo y otras no. Voy a intentar subir los textos de todas las ediciones. Acá va uno.

SOBRE LA ESENCIA (“Filosofía de una canción” del programa radial “¿Qué mirá bobo?” emitido el 03/02/2023

Quizás entre las secciones superiores de la no tan larga lista de conceptos centrales de la filosofía y el pensamiento se encuentra el concepto de esencia. La lengua corriente mienta a lo esencial en todo momento: “trae la carne que es esencial”, “no te olvides la pelota que es lo esencial”, “la esencia de lo argentino es…”, “tenés que ser fiel a tu esencia”, etc. 

¿Pero qué significa este concepto? Más allá de las muchas formulaciones desarrolladas a nivel histórico se podría resumir que la esencia es conformada por aquellos caracteres que hacen que una cosa sea eso y se distinga de otra. Una trompeta de un perro, una casa de una pintura ruprestre, una civilización de otra, un rumiante de un felino.  Como la esencia entrega lo que distingue a una cosa tiene una relación estrecha con la verdad y así en cierta forma con la ciencia: aún hoy, con muchos matices, hay disciplinas que creen alcanzar ciertas esencias a través de sus descubrimientos.

Entonces conocer la esencia de algo es conocer ese algo. Pero acá se abren otras preguntas ¿cómo accedemos a ese conocimiento? ¿quién accede? ¿de qué está hecho ese objeto de estudio? Las dos primeras preguntas son extremadamente complicadas y no es este el lugar para desarrollar esas respuestas. Pero además dependen de una afirmación previa que tampoco es segura, la idea de que hay esencias y que son accesibles. La tercer pregunta en general se puede sintetizar entre los que creen que las esencias son cosas invisibles pero accesibles, ajenas a las cualidades sensibles de la cosa y aquellos que creen que la esencia es un compuesto, una mezcla de forma y apariencia. El alma clásica puede ser un ejemplo del primer tipo y el inconsciente puede ser del segundo tipo.

Grosso modo, podemos decir que hay tres posturas éticas frente al concepto de esencia. La de aquellos que creen que es inmutable y no cambia, como por ejemplo “la esencia de lo argentino se dio en el pasado por eso es vestirse de gaucho”, la de aquellos que creen que la esencia es una constelación cambiante que tiene cortes y permanencias temporarias y, por último, los que sostienen que las esencias no existen y además pensar en ellas es retrógrado en tanto implican jerarquizaciones y por lo tanto exclusiones. No sin matices soy partidario de la segunda opción. Como sea, pensamos y buscamos esencias. Quizás el mismo lenguaje, que jerarquiza un sujeto al cual se le agregan predicados de segundo orden, nos acostumbró a ese movimiento.

¿Cómo se relaciona la canción de Juango con este concepto? Me parece que Boulevard toca una esencia. A través del ritmo cansino de sus guitarras, de la voz tranquila y relajada de Leandro, del sonido apagado y cálido que le dan las cintas al teclado y al bombo, de las reverberaciones del sólo de guitarra se logra acceder a una instancia esencial. ¿Y cuál es? Creo que es la esencia de las ciudades/pueblos del interior que se abre en las siestas de verano. Evidentemente la poesía hace su trabajo desde la primera frase (“el pueblo termina en el boulevard…”) continua a las guitarras que ya abrieron el camino. Sólo con esas palabras y en el contexto de su música Juango nos lleva a esa verdad que permanece y al mismo tiempo se adapta al paso del tiempo.  “Boulevard” habla del silencio levemente interrumpido, del sonido cercano de los pájaros y las cigarras que contrapuntea con alguna desmalezadora, una moto o un auto más o menos lejano; habla del espacio que todavía tenemos en estas ciudades, y por lo tanto habla también del tiempo, ese espacio en sucesión para hacer cosas. Habla también, por comparación, con la otra urbe gigante que tiene otras virtudes pero donde ya no están esos elementos.  

Juango es de Capital Federal; en esta oportunidad la distancia proporcionó la herramienta justa para producir la poesía y a nosotros, los de la campaña, ver algo que sabemos y vivimos -y que a veces olvidamos- pero en otro contexto, en una canción, otorgando con ello el extrañamiento, la sacudida, que nos refresca el criterio por el cual elegimos pasar nuestras vidas de este lado del mundo.

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